¿Por qué alquilar un yate privado?
La flexibilidad y libertad de ir a donde usted quiera, en el momento que desea: un yate puede ofrecerle un nuevo horizonte todos los días, visitar lugares que muy pocos han visto y todo ello con un lujo sin reparos.
Si le gusta el lugar en el que se encuentra, quédese un poco más; si desea ver otra cosa, cambie de planes. Su capitán puede crear el itinerario más interesante según sus gustos y discutir con usted las opciones si decide hacer algún cambio. Invite a amigos, compañeros o cualquier persona a la que le gustaría tener a bordo, celebre una fiesta, visite los destinos, o sencillamente relájese en paz y tranquilidad.
Restauración: Como en cualquier yate privado, su chef personal puede personalizar los menús a su gusto, con una cocina repleta de todo lo que desea y se adecue a su paladar.
Las instalaciones y actividades de ocio varían en función del yate: desde los sistemas de conexión tipo «dock» en el camarote hasta completos sistemas de sonido envolvente con los que disfrutar del cine y, por supuesto, los complementos acuáticos. Toboganes desde la cubierta superior al agua, diferentes tipos de motos acuáticas, vela ligera e incluso submarinos totalmente sumergibles. Equipos de buceo, kayaks, gimnasios, embarcaciones hinchables, tablas de esquí acuático, seabobs, trajes de neopreno y mucho más. Por supuesto, los complementos disponibles dependen del yate escogido y también existen restricciones dependiendo de la zona. También es posible que sea un requisito en algunas ocasiones que el usuario posea una licencia para conducir motos de agua (PWC).